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No existe la propiedad intelectual

No existe la propiedad intelectual. Estoy en contra de la herencia, por ejemplo. Que los hijos de un artista puedan beneficiarse de los derechos de la obra de sus padres, hasta su mayoría de edad por qué no... Pero después no me resulta evidente que los hijos de Ravel se lleven dinero por los derechos del Bolero...


Si tuviera que litigar contra las acusaciones de apropiación de imágenes en mis películas contrataría dos abogados con dos sistemas diferentes. Uno defendería el derecho de cita, que apenas existe en cine. En literatura se puede citar extensamente. (...)

El derecho de autor no es posible. Un autor no tiene ningún derecho. Yo no tengo ningún derecho. No tengo sino deberes. Y después en mi película hay otro tipo de préstamos que no son citas sino sencillamente extractos. Como una inyección cuando se toma una muestra de sangre para analizarla. Ése sería el alegato de mi segundo abogado. Defendería por ejemplo el uso que hago de los planos de los trapecistas procedente de Les Plages d'Agnès. Ese plano no es una cita, no cito la película de Agnès Varda, me beneficio de su trabajo. (...) No he pagado por ese plano. Pero si Agnès me pidiera dinero creo que podríamos pagarle un precio justo. Es decir, en relación al presupuesto de la película, el número de espectadores que ha tenido... El socialismo de la película consiste en socavar la idea de propiedad, empezando por la de las obras... No debería haber propiedad sobre las obras. Beaumarchais quería únicamente beneficiarse de una parte de los ingresos de Las bodas de Fígaro. Podía decir: “Yo he escrito Fígaro”. Pero no creo que hubiera dicho: “Fígaro es mío”. Ese sentimiento de propiedad sobre las obras vino más tarde. Hoy un tipo hace una iluminación de la torre Eiffel, se le ha pagado por ello, pero si se filma la torre Eiffel aún hay que pagarle algo más.

Jean-Luc Godard