Todo lo contrario

Manolo conoció a Jesús pidiéndole la hora en una calle de Madrid a principios de los cincuenta. Mucho, mucho después, Javi los conoció a los dos como fisioterapeuta, acompañando la recuperación de Manolo tras un ictus. Se hicieron amigos y Javi quiso hacer esta película, llamando a más amigos y poniéndolos a conversar con Jesús y Manolo, que tienen casi noventa y noventa y pico años. Hablan en ella de los barrios madrileños en los que han vivido (Lavapiés, Pardiñas), de cine y de teatro, de las tensiones que han agitado la España del siglo XX o de la represión de la homosexualidad durante el franquismo (y más allá), compartiendo sus ideas sobre el pasado y el presente, la vejez y la juventud, el dinero y el amor. Y, la mayor parte del tiempo, Manolo y Jesús dicen todo lo contrario de lo que los jóvenes que les hacen preguntas esperaban oír.