César Debe Morir

César Debe Morir
Agradecimientos a
golem

Título original: Cesare deve morire.

Dirección: Paolo Taviani y Vittorio Taviani.

Guion: Paolo Taviani y Vittorio Taviani; con la colaboración de Fabio Cavalli; basado en la obra “Julio César”, de William Shakespeare.

Música: Giuliano Tavani y Carmelo Travia.

Fotografía: Simone Zampagni.

Montaje: Roberto Perpignani.

Interpretación: Cosimo Rega (Casio), Salvatore Striano (Bruto), Giovanni Arcuri (César), Antonio Frasca (Marco Antonio), Juan Dario Bonetti (Decio), Vittorio Parrella (Casca).

Duración: 76 min.

 

Las palabras de Shakespeare resuenan de otra manera entre las paredes de una prisión. César debe morir a manos de Bruto, una vez más. Pero esta vez morirá por el puñal de unos hombres sin destino, o sin más destino que ver pasar el tiempo entre rejas: los presos de la cárcel de alta seguridad de Rebibbia, en Roma. ¿El arte les libera? ¿O multiplica su condena? "Desde que he conocido el teatro, mi celda se ha convertido en una cárcel", dice uno de los presos/intérpretes al acabar la representación. 

César debe morir, de los Taviani, es una película documental, por lo que tiene de constatación de una realidad. Pero también es una tragedia multiplicada por el propio drama de los internos. Emocionante, intensa y áspera realidad; seca como un trago de ginebra, salvaje y excelsa a la vez.

El filme de los veteranos Taviani, Paolo y Vittorio, justamente reconocido con el Oso de Oro en la pasada edición de la Berlinale, sigue la elección de los intérpretes, los ensayos y la propia representación de la obra de Shakespeare en esta cárcel de Rebibbia, donde funciona un estupendo grupo de teatro. En este sentido es un documental, sí. Pero a partir de ahí no sabemos nada más de esos internos ni tenemos más contexto que su nombre y su edad, que el director les hace decir llorando y riendo. Nada más. Ni hace falta. Porque empieza la representación, con los presos deambulando por las galerías, en un continuo movimiento que, por momentos, se confunde con su propia existencia. (Salvador Llopart)