Hemos cumplido 15 años


Quince años de rebeldía, desafiando al poder y a la autoridad. Esa rebeldía de cuando no mides las consecuencias de los actos, cuando simplemente gritas al ver una injusticia, llegando, incluso, a autolesionarte porque no puedes quedarte en silencio. Así nos sentimos, elevando la voz contra todos los comportamientos que marchitan la vida.

Una rebeldía de sentir feminista, en el año en que las mujeres hemos hecho historia al llevar a cabo una huelga para denunciar la desigualdad y reivindicar que el mundo no va por el buen camino y que vamos a tomar nuestra parte, que ya nada se deberá hacer sin nosotras. Una huelga, que no fue sólo laboral, abarcando otros aspectos como los cuidados. La falta de los mismos nos lleva a la histeria y al desastre. La falta de visibilización de quien los lleva a cabo, nos lleva a perpetuar la opresión por parte de los privilegiados.

También nos rebelamos contra uno de nuestrxs progenitorxs: nuestro barrio. Quizás sea por nuestra adolescencia o quizás porque ya no es como lo recordábamos cuando nos cuidaba sin importar los fallos; y es que las personas que lo habitan, últimamente, están más pendientes de arrastrar maletas que de vivirlo, más interesadas en estar de fiesta que en conocer al vecinx, y así, las grietas en las fachadas se transforman en arrugas que desdibujan la mirada.

Por más que miramos no vemos crecer fronteras. Seguimos sin entender cómo es posible que mueran personas intentando cruzar el mar o saltando un muro levantado por otros humanos, mientras el resto mira hacia otro lado. Tampoco comprendemos por qué muere un chico que debe correr para que no le quiten su mercancía, que vende para poder subsistir en este barrio, en esta ciudad, en esta sociedad que no le ofrece otro tipo de oportunidad.

Nuestra forma de protestar es hacer barrio, tejer redes con las personas y colectivos que tienen este mismo sentir. Y cuando llega junio y termina el curso nos lanzamos a la calle con nuestros bártulos de proyectar cine, tomamos plazas y solares, librerías y centros sociales, bares... y cualquier espacio donde se cuida la cultura.

Ahí esperamos encontraros.