LAS RESPUESTAS DE LOS CUERPOS VIOLENTADOS

Violencia es no llegar a fin de mes, no tener asistencia sanitaria, pagar hasta por respirar. Nuestros cuerpos violentados son golpeados en las calles, arrojados de sus casas, obligados a procrear, obligados a justificar y excusar sus acciones, sus deseos, sus necesidades. Coartados en su expresión, reprimidos en su querer estar juntos, ahogados por la miseria. Y los cuerpos resisten.

Resistir no es solo enfrentarse. Resistir es inventar, esquivar, burlar y bailar. Los cuerpos de las dos películas que inauguran la Muestra crean formas de vida que superan la violencia y hacen brotar la vida en común. En No Job Land, echarse al monte, esa recia tradición de la guerrilla hispana, se convierte en una acampada en las colinas de Madrid, desde donde se divisa el territorio a reconquistar a la vez que se cuida de que no se apague la fogata del campamento, donde nacen las canciones. Y las mujeres de Aix-en-Provence que se filman a sí mismas en Regarde, ella a les yeux grand ouverts, también se echaron al monte para vivir y ayudarse a vivir, para refugiarse del saber terrorista patriarcal que busca dictar cómo, cuándo y por qué debemos parir, que considera nuestros cuerpos como una extensión de su dominio, trozos de carne sobre los que operar y legislar.